La obra, por si no la habéis leído o visto, que también tiene película "de la directora de La Boda de la Infanta y Marichalar: una separación Real", es una comedia (como el debate electoral) que cuenta la historia de la Condesa de Belflor, la mujer más deseada por los nobles napolitanos pero enamorada de uno de sus sirvientes y que debe decidir entre su honor y clase social o el amor. Y representada con éxito por los actores de Teatro.Be, un grupo teatral español amateur (aficionado) de Bruselas (su página aún está en construcción).
Y con ésta me despido hasta la próxima noche cultural del sábado, ¿se verá en tres dimensiones La Gioconda con un par de cubatillas y/o mojitos? Vosotros cuidadito que se acerca otro debate y ya sabéis que José Luis y Mariano son como le chien du jardinier qui ne mangeait pas, mais ne laissait pas manger non plus.
4 comentarios:
Esto de la cultura es un buen detalle. Mas si quieres ver bien el Museo de hoy, como bien escribes toma "cubatillas" (mucha cola, poco ron) para que no se te muevan las imágenes, que la pintura es pintura, no cine.
Que disfrutes con los dos temas, la "Marcha" y el "Arte".
Hasta luego "galáctico" (por no decir Lucas).
me ha gustado el post y la crítica a los que hacen el marketing de las películas. Tienes toda la razón!
Ya veo que os lo seguís pasando de lujo, nada como ver al "Brujo" pero bueno jeje.
Aysss, esa Adri que se va!
Amar por ver amar envidia fuera,
y antes que amar estar celosa,
es invención de amor maravillosa y que por imposible se ha tenido.
De los celos mi amor ha procedido
por pesarme que siendo más hermosa
no fuese en ser amada tan dichosa
que hubiese lo que envidio merecido.
Estoy sin ocasión desconfiada
celosa sin amor, aunque sintiendo.
Debo de amar pues quiero ser amada
ni me dejo forzar ni me defiendo
darme quiero a entender sin decir nada
entiendame quien puede, yo me entiendo.
Hacía mucho que no contestaba a un comentario, pero tenía que hacerlo ya que se me olvidó incluir una cita de la obra (la mejor) en el post y ver la de Charo me lo ha recordado, así que la pongo ahora:
¿Puedo creer que aquesto es verdad? Puedo,
si miro que es mujer Diana hermosa.
Pidió mi mano, y la color de rosa,
al dársela, robó del rostro el miedo.
Tembló, yo lo sentí: dudoso quedo.
¿Qué haré? Seguir mi suerte venturosa;
si bien, por ser la empresa tan dudosa,
niego al temor lo que al valor concedo.
Mas dejar a Marcela es caso injusto;
que las mujeres no es razón que esperen
de nuestra obligación tanto disgusto.
Pero si ellas nos dejan cuando quieren
por cualquiera interés o nuevo gusto,
mueran también como los hombres mueren.
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