Hoy me he levantado temprano, iba a ser un día duro. He pasado mi primer fin de semana en casa desde hace 4 meses y merecía la pena aprovechar cada segundo al máximo, por eso decidí coger el primer vuelo a Bruselas, a las 7 de la mañana, aterrizar y volver directamente a trabajar.
El plan iba a la perfección: equipaje de mano, no tendría que hacer colas a la salida ni esperar la recogida de equipajes; facturación on line, ya tenía en casa mi tarjeta de embarque con mi asiento, una vez más, menos tiempo de espera, directo a la puerta de embarque. Incluso me ahorré el taxi, ya que cogí el primer metro de la mañana que me dejó en la T4 40 minutos antes del despegue de mi vuelo. Tal vez fue demasiado arriesgado, no lo sé, era mi estreno en la terminal, pero teniendo en cuenta que no tenía que hacer cola a mí me parecía más que suficiente para pasar por seguridad y encontrar mi puerta de embarque.
Mi sorpresa ha sido que sí he tenido que hacer cola, de 40 minutos precisamente, para poder pasar el control de seguridad. El motivo, sólo 4 arcos de seguridad funcionando y cientos de pasajeros en mi misma situación, sus vuelos a punto de partir y la cola prácticamente se salía de la zona delimitada.
El aeropuerto de Zaragoza, que es una miniatura, un aeropuerto de bolsillo, tiene que yo sepa 2 arcos de seguridad para 5 vuelos diarios más o menos. Por comparar algo más en la página web de AENA, seleccionando las salidas desde el Aeropuerto de Zaragoza los resultados se muestran en una única página, los de Barajas en 50 -4 páginas de vuelos en la franja entre las 6 y las 8 de la mañana- (y funcionaban sólo el doble de arcos de seguridad que en Zaragoza). -Estadísticas de los aeropuertos del Estado a Septiembre de 2007-
Nadie era capaz de hacer nada. La señorita que comprobaba las tarjetas de embarque, la cual obviamente no tenía culpa de nada, estaba totalmente abrumada por las quejas de los viajeros a las que sólo podía responder con un yo no puedo hacer nada, son los guardias y llamaba a una compañera para que la relevara del puesto.
Luego vienen las leyes de Murphy. Tu fila avanza más lenta que el resto, atasco en el monitor de rayos porque la empresa de seguridad privada, tiene que llamar a la Guardia Civil para preguntar si cierto objeto puede pasar o no, a lo que yo me pregunto, ¿para qué contratar seguridad privada si a la hora de la verdad la que decide lo que pasa o no sigue siendo la Guardia Civil? A uno se le olvida quitarse el cinturón y tiene que volver a pasar; justamente al de delante le hacen quitarse los zapatos, no se porqué; y tu puerta de embarque no es ni mucho menos la primera nada más bajar al hall de salidas, es la K79, donde Cristo perdió la alpargata, todo recto y un poco más lejos.
Después de una carrera por la terminal conseguí llegar a mi puerta a tiempo. A tiempo de ver como los empleados de Iberia terminaban de recoger los resguardos. A tiempo de que me dijeran lo siento señor, llega tarde. A tiempo de ver que no había ni rastro de mi avión al final del finger. A tiempo de tirarme al suelo agotado y cagarme en la santísima T4, en sus colas de seguridad y en sus scanners, en AENA y el Ministerio de Fomento, en el arquitecto y en el que inventó el check-in on line, y algún que otro pensamiento que no reproduciré para que Grande Marlaska no me pueda procesar.
Y es que no me puedo creer que semejante infraestructura, la joya de los aeropuertos del Estado tenga una previsión tan deficiente a la hora de gestionar la salida de los viajeros. Estamos hablando de la principal industria del Estado, dejando a parte el ladrillo, el turismo y resulta perdemos vuelos por una falta absoluta de previsión (me incluyó yo también, pero yo no tengo porqué saber que a mi misma hora de vuelo hay otros tantos pasajeros y que de todos los arcos de seguridad sólo funcionan cuatro). Si yo viniese de fuera mi último recuerdo, no sería nada agradable, una bonita terminal con una gestión del Tercer Mundo. Algo increíble en un país que, como he dicho antes, vive en gran medida de los viajeros. Patético.
El plan iba a la perfección: equipaje de mano, no tendría que hacer colas a la salida ni esperar la recogida de equipajes; facturación on line, ya tenía en casa mi tarjeta de embarque con mi asiento, una vez más, menos tiempo de espera, directo a la puerta de embarque. Incluso me ahorré el taxi, ya que cogí el primer metro de la mañana que me dejó en la T4 40 minutos antes del despegue de mi vuelo. Tal vez fue demasiado arriesgado, no lo sé, era mi estreno en la terminal, pero teniendo en cuenta que no tenía que hacer cola a mí me parecía más que suficiente para pasar por seguridad y encontrar mi puerta de embarque.
Mi sorpresa ha sido que sí he tenido que hacer cola, de 40 minutos precisamente, para poder pasar el control de seguridad. El motivo, sólo 4 arcos de seguridad funcionando y cientos de pasajeros en mi misma situación, sus vuelos a punto de partir y la cola prácticamente se salía de la zona delimitada.
El aeropuerto de Zaragoza, que es una miniatura, un aeropuerto de bolsillo, tiene que yo sepa 2 arcos de seguridad para 5 vuelos diarios más o menos. Por comparar algo más en la página web de AENA, seleccionando las salidas desde el Aeropuerto de Zaragoza los resultados se muestran en una única página, los de Barajas en 50 -4 páginas de vuelos en la franja entre las 6 y las 8 de la mañana- (y funcionaban sólo el doble de arcos de seguridad que en Zaragoza). -Estadísticas de los aeropuertos del Estado a Septiembre de 2007-
Nadie era capaz de hacer nada. La señorita que comprobaba las tarjetas de embarque, la cual obviamente no tenía culpa de nada, estaba totalmente abrumada por las quejas de los viajeros a las que sólo podía responder con un yo no puedo hacer nada, son los guardias y llamaba a una compañera para que la relevara del puesto.
Luego vienen las leyes de Murphy. Tu fila avanza más lenta que el resto, atasco en el monitor de rayos porque la empresa de seguridad privada, tiene que llamar a la Guardia Civil para preguntar si cierto objeto puede pasar o no, a lo que yo me pregunto, ¿para qué contratar seguridad privada si a la hora de la verdad la que decide lo que pasa o no sigue siendo la Guardia Civil? A uno se le olvida quitarse el cinturón y tiene que volver a pasar; justamente al de delante le hacen quitarse los zapatos, no se porqué; y tu puerta de embarque no es ni mucho menos la primera nada más bajar al hall de salidas, es la K79, donde Cristo perdió la alpargata, todo recto y un poco más lejos.
Después de una carrera por la terminal conseguí llegar a mi puerta a tiempo. A tiempo de ver como los empleados de Iberia terminaban de recoger los resguardos. A tiempo de que me dijeran lo siento señor, llega tarde. A tiempo de ver que no había ni rastro de mi avión al final del finger. A tiempo de tirarme al suelo agotado y cagarme en la santísima T4, en sus colas de seguridad y en sus scanners, en AENA y el Ministerio de Fomento, en el arquitecto y en el que inventó el check-in on line, y algún que otro pensamiento que no reproduciré para que Grande Marlaska no me pueda procesar.
Y es que no me puedo creer que semejante infraestructura, la joya de los aeropuertos del Estado tenga una previsión tan deficiente a la hora de gestionar la salida de los viajeros. Estamos hablando de la principal industria del Estado, dejando a parte el ladrillo, el turismo y resulta perdemos vuelos por una falta absoluta de previsión (me incluyó yo también, pero yo no tengo porqué saber que a mi misma hora de vuelo hay otros tantos pasajeros y que de todos los arcos de seguridad sólo funcionan cuatro). Si yo viniese de fuera mi último recuerdo, no sería nada agradable, una bonita terminal con una gestión del Tercer Mundo. Algo increíble en un país que, como he dicho antes, vive en gran medida de los viajeros. Patético.
Después de todo, aún he podido solucionar el entuerto con la ayuda de Iberia, creo que su personal es en lo único en lo que no me he cagao esta mañana, aunque si bien es cierto me han hecho dar bastantes vueltas, lo que me ha cabreado un poquito más si cabía.
Mientras se me salía el hígado por la boca, preguntaba en el que era mi embarque qué podía hacer. Amablemente el señor de lo siento señor, llega tarde, me ha indicado el mostrador de Atención al Cliente de Iberia, que afortunadamente estaba a tan solo un par de metros. Pero oh, sorpresa!, dada la especialidad de mi billete, turista "barato" allí no me pueden ayudar, tienen que hacerlo en Ventas.
Ventas está en el hall de facturación. Mi pregunta fue obvia: ¿si me dan otro vuelo voy a tener que volver a pasar la cola de seguridad? La respuesta también lo fue me temo que sí.
Como si acabase de llegar (de empujar el avión -por la sudada-), me encontré con mi equipaje buscando la salida. Pasé por el hall de recogida de equipajes como Tom Hanks en La Terminal, arrastrando mi maleta, desesperado y desconsolado por un hall absolutamente vacío. Salí. Nada que declarar dice el cartel, estuve a punto de pasar por el otro lado precisamente para declarar. Y volví a subir hasta llegar a Ventas. Eran las 7:15 hacía cinco minutos que mi (ex)vuelo estaba en el aire.
Allí también había cola. Nueva espera, más pensamientos impropios, pero no sé hasta qué medida inapropiados. Veo caras conocidas, sí, tú no estabas muy lejos de mí en la cola de seguridad. Por fin me toca, explica tu historia de nuevo (la próxima vez iré al Diario de Patricia, a la que acababa de llamar y contárselo, pero no a la de la tele). Por favor, solucióname este marrón sin que me cueste un riñón.
Te voy a poner en lista de espera y si tienes suerte, que creo que la tendrás (no sé si quería darme ánimos o intentaba ser sarcástica) puede que tengas una plaza, en la puerta de embarque te lo dirán.
Miro, al fondo, la cola de seguridad, es mucho más larga que la de las 6:30. Y pienso que lo de la suerte puede que lo dijera pensando en que alguno como yo esta mañana perderá el vuelo gracias a los scanners, aunque a mí me viene otra cosa a la mente perder dos aviones el mismo día sería muy fuerte. Pero no lo quiero pensar mucho, porque esta madrugada me desperté soñando que perdía el vuelo, pero no por la seguridad sino porque se jodía el metro. Y mira. Si hoy era el día en que se me iban a cumplir mis sueños podría haber soñado con la paz mundial, el fin de la pobreza y el hambre en el mundo, que en Bruselas en lugar de llover agua, lo hicieran diamantes (y con lo que llueve aquí… más rico que Amancio Ortega) y alguna otra cosa que me la reservaré por ser demasiado íntima y personal.
Me da un cupón (que la sort t'acompanyi). A facturar de nuevo. ¿Funciona con las máquinas de autocheck-in? Sí o en cualquiera de los mostradores de facturación.
Introduzca su cupón con banda magnética. No tiene banda magnética.
Introduzca su DNI y apellido. No hay ningún DNI con ese número registrado.
Introduzca el localizador y apellido. No hay ningún dato asociado.
Perdona, en el autocheck-in no funciona. Pues entonces tendrás que ir a un mostrador.
Nueva cola. Y de nuevo la historia por teléfono, esta vez a os pais. Mostrador de Facturación.
Buenos días. Para algunos.
Esto tienes que hacerlo en las máqui…No tiene banda magnética, no reconoce mi DNI…Tienes que introduci…Y no asocia el localizador a ningún billete.
Bueno ya te lo hago yo. ¿Qué ha pasado?
¿Ves la cola de seguridad? ahí he estado cuarenta minutos.
No sé qué pasa hoy. Qué sólo hay 4 scanners.
Tendrás que ir al mostrador de Atención al Cliente que hay enfrente de la puerta K72 y allí te dirán si tienes plaza en el siguiente vuelo. Ya sé dónde está. Gracias.
Otra vez "La Cola", ahora llega hasta los restaurantes es jodidamente surrealista. Pero va más rápido creo que han puesto algún otro scanner en marcha, a buenas horas. Llega un tipo con cara de preocupado por favor mi vuelo sale dentro de nada, tendría que estar embarcando ahora…Pasa, pasa a ver si tienes suerte…Le meto el miedo en el cuerpo, le cuento mi historia (one more time)
Cornamenta, testículos, cartera y reloj todo en las bandejas, monedas, móvil, ordenadores fuera de las fundas…(Hayyyyyyyy cooooooo-cacola, cer-veeeeee-za frííííííaaaaaa) Como me lo vuelvas a decir igual te comes el cinturón, empezando por la hebilla.
Ya no corro, la pachorra se ha adueñado de mí. Atención al Cliente (one more time)
Tienes plaza, embarcas por la puerta J54. Yippee-ki-yay (pero con un ritmillo más pausado, pachorra) Media vuelta, esta puerta está más cerca de seguridad, me podía haber tocado ésta antes. Son las 8:40 quedan cinco minutos para embarcar, me pongo al lado del mostrador, tengo derecho, soy el que más tiempo lleva esperando con diferencia.
Comienza el embarque de las filas 12 a la 30 primero y Business Class. Menos mal!! Tengo la 17.
Hala a TPC! (y no es que haya escrito mal el acrónimo de Tripulante de Cabina de Pasajeros)
10 comentarios:
Te ha salido una cronica genial! Y me has hecho reir, cosa que en mi curro es bastante extranya...
Bueno, Oc ya te tenemos aqui, en tu segunda casa :-)
Imagino que tu finde, un suspiro, si? Pero recuperalo que te dara alegria muuuchos dias :-)
Y la proxima con 1 hora de antelacion al aeropuerto jijijijijij
besos,
rosa Zgz
Narración espectacular... jajajaja... menos mal que no te dio por ir al Magic con algún amigo borrachuzo ¬¬ jajajaja... y luego a la T4... que suena a "after"...
Un abrazo,
Juanjo
Que bueno por favorrrrrrrrrrrrrrrrrr, Octavio fántastico ese momento aeropuerto T4! yo q pensaba q estas cosas sólo me pasaban a mí...q rato tan bueno se pasa leyéndolo! Seguro q después de dormir unas horitas tu tb te descojonas!
Besos de la Ministra, q tiene mono de Fat Boy's!
Después de leer tu amena y aleccionadora narración sobre los aeropuertos, he llegado a la conclusión de que tenían razón todos aquellos que tantas veces me han dicho que: "hay que ir al aeropuerto por lo menos 2 horas antes de la salida del vuelo", y que yo siempre revatía diciendo que era una exageración, y que lo que no tiene razón de ser, es que luego estés 1 hora sentado ante la puerta de embarque perdiendo el tiempo.
Tu experiencia me sirve para darme cuenta que aunque lleve 41 vuelos (ya sabes que los apunto) y transitado muchos aeropuertos, en cualquier momento me puede suceder lo mismo, y aunque hasta la fecha no me ha ocurrido, hace breves días y sin ser culpa mía, pasé ciertos apuros con el tema de: "llegas o no llegas".
Espero no tener que pasar por esos momentos tuyos de cabreo, impotencia y mala leche, teniendo que enviar a más de uno (aunque sea mentalmente) a TPC (siglas que veo has heredado de mi cosecha).
Para terminar, creo que si sigues escribiendo así de bien y de entretenido, pronto escribirás un buen libro para el deleite de todos.
Besos.
Genial crónica,ajajaj creo que te equivocaste de carrera, sin duda tenías que haberte dedicado al periodismo!!!!
Piensa que la proxima vez que estes con 2 horas de antelación, te volverá a pasar algo...ajajaj
Hey Oc! Gran Gran Narración !! Qué tal todo? Yo precisamente acabo de llegar de la T4, por allí todo bien... el problema esta vez en Barcelona y nuestro AVE o el que va a ser, vamos... que por ahora no está ni se le espera pronto y el que, de momento, provoca que uno esté 40minutos para recorrer 7km...
Take care in Bxl!
Buenísimo! Si, una se siente mal al reírse de las desgracias ajenas, pero es que lo cuentas muy muy bien.
Si te sirve de consuelo, una hora antes, en el mismo lugar, a Rosa y a mí nos pasó algo parecido... solo que no perdimos el avión, lo que hace que quedase en una mera anécdota....
Bueno, esta tarde place de lux... y así nos unimos contra la terminal...
Ah! y ve preparándote, que el sábado nos vamos a Colonia!!
Sobre el "one more time"... once again...
Yo no habría tenido tanta paciencia, aunque fijo que te cobraste el disgusto a cubatas en la Business Class.
...
Octavín, como siempre.... fantástico! me has hecho reír y recordar la vez que yo viví algo muuuy parecido, aunque en aquella ocasión se trataba del Prat, que si hablamos de desastres relacionados con los transportes la palma se la lleva Barcelona, sobre todo últimamente.
Besiños!
Jajaja, me ha gustado mucho, pero es cierto no fuiste prudente con el tiempo.
el domingo cogí un vuelo por la puerta K80 (al ladito de la tuya) y es un verdadero paseo desde la zona de control
una cosita quiero decir: Odio a los de seguridad, odio sus bandejas, odio su uniforme y odio a las madres que los parieron, es la gente más antipática del mundo
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