¡Hay que ver cómo cambia está ciudad con el buen tiempo!
Es increíble la semana de sol y calorcito (a veces calorazo) que está haciendo, seguramente no durará mucho pero la ciudad ya es otra, montones de gente por las calles, cervecita en la terraza pero esta vez en manga corta y sin protegerte de la lluvia debajo del toldo, conciertos... de todo. Parece que haya despertado después de hibernar durante 7 meses.
Y si además el buen tiempo coincide con dos puentes de cuatro días, que a mí en este momento me da igual que sean de cuatro días como de una semana, parece que se disfruta más si sabes que todo el mundo tiene fiesta.
Y como ahora tengo tiempo para ir a cualquier sitio, pues hay que aprovecharlo y es que esta semana no he parado, empecé en Waterloo, seguí con los conciertos de Moby y Les Nuits y antes de ayer con el de Ozark Henry frente al Palais Royal y finalmente acabé ayer de turismo por Colonia y Maastricht.
Waterloo no tiene mucho que ver, el León, la cara de perrillo con la lengua fuera que se te queda una vez consigues subir todas las empinadas escaleras y poco más. El recorrido por el campo de
batalla es prescindible, aunque por lo menos es entretenidillo, te enteras de cómo salió derrotado Napoleón, ves la colina del León desde otra perspectiva y sobre todo te echas unas risas con los baches del camino rural por el que peregrina el "trenecito" turístico. Pero la oportunidad estaba ahí a escasos veinticinco kilómetros y el coche de momento se está portando bien.
De los conciertos ya os hablé hace un par de días, excepto del último, el de
Ozark Henry un belga del que había escuchado un par de discos y que en directo me pareció genial y sobre todo viendo lo que puede dar de sí un concierto sin guitarras, sólo unos teclados y una batería y el apoyo de un bajo en algunas de las canciones. Además era gratis y la camarera del chiringuito de Heineken estaba tremenda, así que ¿qué más se puede pedir?
Colonia me pareció una ciudad muy curiosa, las calles del centro conservan ese espíritu de casco antiguo junto con alguna pincelada moderna producto de la reconstrucción de después de la Segunda Guerra Mundial pero que realmente funciona, no de esas mezclas a las que estamos tan acostumbrados por otros lugares y no sólo lo digo por España, que Bruselas también se lleva unas cuantas. Y sorprendente es encontrar la catedral gótica con sus torres desafiando la gravedad y clavándose afiladas en el cielo y al dar la vuelta... la estación, una estación inmensa de aires antiguos y el puente del ferrocarril cruzando el
Rin. Por supuesto no podían faltar las "taperías" nueva palabra que he descubierto por aquí arriba, ni la "Taverna" Flamenca.
De
Maastricht os puedo decir que es la ciudad más tranquila del mundo, no he visto nada igual en mi vida, yo creo que sería una seria candidata para lugar de residencia. Lo del silencio en esta ciudad es espectacular ¿cómo pueden unas chanclas hacer más ruido que una bicicleta al pasar? no lo sé pero es verdad. También tenía sus bares y sus terrazas, así que en ese sentido no creo que sea aburrida, sería cuestión de buscar tu sitio, pero desde luego lo que no le faltan son sitios para estar tranquilo. Aquí sí que me compraría una bici...
¡¡¡Felicidades Carlota!!!
Parece que es el mes de los cumpelaños jeje.