Son las 8:35 hace cinco minutos que el tren ha dejado Delicias para poner fin a 12 días en casa. Vacaciones disfrutadas al máximo, tanto por deseadas y necesitadas como por haber sido en la época de exceso con mayúsculas.
También hay que decir que lo de "12 días en casa" no hay que tomarlo al pie de la letra porque no sé si ha sido la energía juvenil acumulada durante este largo período sin descanso ;) o el espíritu de la Navidad que me visitó prácticamente todas las noches como a Scrooge, pero es que no he parado quieto.
Hay que leer más ¿eh? que veo caras de "¿quién es ese
Scrooge?" o en su defecto hay que ver más la tele que seguro que alguna vez habréis visto a
Bill Murray en "
Los fantasmas atacan al jefe", la versión moderna de "
Cuento de Navidad" de
Dickens, típica en las parrillas televisivas durante estas fechas.
Porque como os decía, me visitaron el "espíritu del pasado", "el del presente" y ¿"el del futuro"?.
Mis vacaciones empezaron inesperadamente antes, concretamente día y medio antes aprovechados al máximo: visitando el Parlamento Europeo de la mano de María (ganadora del premio "Best MEP Assistant Ever"), dando botes en el sofá y diciendo a todo el mundo "¿sabes que ya estoy de vacaciones?" para transmitir alegría al personal, al menos la primera vez, a fuerza de repetirlo puede que ya no tanto :)
Llegó el sábado, última revisión de equipaje, ¿me habrá tocado el Gordo? sólo juego tres números pero no me acuerdo de ninguno...
Posible huelga de trenes, por si acaso vamos a salir con tiempo para el aeropuerto no sea que nos quedemos en tierra.
No hay huelga, me sobra tanto tiempo que prefiero tomarme un café tranquilamente en la estación y dejo pasar dos trenes "destiantion aéroport". Cojo el tercero, me sigue sobrando mogollón de tiempo, tanto que cuando llego al aeropuerto no está abierto ni el mostrador de facturación de mi vuelo.
Espero.
Facturo.
Paso seguridad en "diez segundos" (alguien debería tomar nota en la
T4) y eso que pito al pasar por el arco y me tienen que registrar (estamos en alerta en Bélgica).
Paseo por la terminal.
Compro en el Duty Free.
¡Cómo pesa mi equipaje de mano! No he facturado maleta y he colado dos bultos en lugar de uno, pero es que ahora llevo dos bolsas más con las compras, una de ellas enorme y una tercera en la que llevaba un regalo demasiado frágil como para meterlo a presión en la mochila o la maleta. Como diría una amiga mía "pareces un portugués con tanta bolsa".
Espero.
Espero.
Espero.
Llega la hora de embarcar.
Desespero. El avión no está y anuncian la salida con retraso para las 16:25. Por primera vez aparece el "espíritu del pasado", como veis en forma de retraso, porque ¿qué sería un viaje de Octavio sin retrasos? Recordad que fue precisamente una
odisea viajera uno de los orígenes de este blog. Veinte minutos no es mucho, pero yo tengo el tiempo justo para llegar desde mi querida T4 hasta Atocha para coger el último AVE a Zaragoza. Sin retraso tenía 50 minutos, con el retraso sólo media hora...
Se disipan mis dudas, sé que no voy a llegar, por lo menos me ahorraré el taxi. Entro en el avión a y 25, despega sobre las 5. Una hora de retraso, eso no lo recuperamos ni con viento de cola.
El avión para, nos podemos desabrochar los cinturones, son las 19:05, en ese momento está saliendo el último tren a Zaragoza. Rezo para que haya plaza en el Alsa.
De nuevo me visita el "espíritu del pasado", estoy en la estación de autobuses en Avenida América. Tengo plaza en el bus de las 9, eso significa que voy a llegar a casa a la una menos cuarto, más de cuatro horas más tarde de lo previsto y además en bus. El "espíritu del pasado" me trae recuerdos de Barcelona y mis viajes en Alsa. Nota mental: "no volveré a quejarme de las estrecheces de Iberia".
Estreno la nueva estación de autobuses de Zaragoza, la verdad no me parece gran cosa pero al menos es nueva. Veo a mis padres y nos vamos a casa. Estoy un poco cansado pero me da igual tengo ganas de salir por ahí.
Tercera visita. Se acercan las dos de la madrugada y el "espíritu del pasado" encarnado en Antonio, me traslada en su "carro de fuego" a uno de esos lugares míticos. ¡Hay que visitar a Amparo y Manolo!
Allí nos juntamos los de siempre.
Me dan las mil.
A las mil y una llega el "espíritu del presente".
Aparece como un león albino tirado por sesenta caballos (para los que no entiendan el código, que hay gente que dice que escribo en clave, es mi coche, un Peugeot-la marca del león- blanco, de 60cv. Un prodigio de la potencia)
Me voy a Pamplona, pero antes pasaré por Logroño, que hay que reunirse con el Frente navarro-riojanol de Bruselas.
Allí nos reuniremos Carlota, Adriana, María (Best MEP Assistant Ever) Ana y Leticia y yo. Que bien me rodeo ¿eh?
Mu bonico Pamplona, con ese camarero a lo Lauren Postigo y su peculiar menú "carpazio y entrecoz para la madam". Muy chulo también el garito del café, no recuerdo bien el nombre, creo que era El Caballo Blanco. Lo qué sí recuerdo es que está cerca de la Calle Salsipuedes-Salsipuedes Kalea :D
Vuelvo a Zaragoza, tras pasar como a la ida por Logros y ya puestos para qué esperar, directo a La Lata de Bombillas que ya he quedado.
El resto de vacaciones, más o menos igual.
Quedar, salir, comer. Ver a la familia. Ver a los amigos. Quedar, salir, comer.
Comer. Comer. Comer.
Salir, comer, salir. Quedar.
...Y Nochevieja...
Gran noche, gran cena, gran experimento.
Algo hay que hacer para cenar y ya que nos ponemos, para hacer algo que puedes comer otros días o más sencillo, hacemos un cochinillo como Dios manda.
¿Sabemos hacer cochinillo? No, pero para eso está Internet y a una mala tenemos sartén ¿no? O, como me sugieren por teléfono ;) la pizza Tarradellas, muy socorrida también en estos casos.
No hace falta. Para ser el primero que hacemos nos ha salido espectacular. Eso sin contar que no es lo único que hay en la mesa y no me refiero a bebida que hay como para una boda.
Uvas sin Ramontxu y "vámonos de fiesta" que diría Prosikito.
El "espíritu del futuro" no sé si me ha visitado. Tal vez vino en Nochevieja a decirme tu futuro está en la cocina zagal. Tal vez esté por venir y me revele entonces cuál va a ser.
Sea como sea, y como diría
Rick Blaine: "no hago planes a largo plazo".
The End